Toma de hábito e inicio de noviciado por parte de tres nuevos postulantes
Con inmensa alegría recibimos la toma de hábito e inicio de noviciado de los postulantes Javier Orlando Sotelo Pinto, Víctor Manuel Macario Morales y Carlos Vinicio Ordóñez Melgar celebrada en la capilla de la comunidad del Santuario de San Ramón
La celebración de esta mañana, 10 de noviembre, es de esas galas que elevan el ánimo a todos, y más a los que ni peinamos ya canas. En verdad es un gozo comprobar que tres muchachos se alistan a nuestra Familia. Tal hazaña han realizado Javier Orlando Sotelo Pinto, Víctor Manuel Macario Morales y Carlos Vinicio Ordóñez Melgar, jugándose la vida por un ideal, eso sí, sublime.
Llegaron ayer de Guatemala y El Salvador, de atardecida, catando el fresco del otoño ‘segarrense’, y esta mañana, a hora de maitines, ya tenían pisa por pronunciarse. Oficio de lectura, laudes y, a las 9:00, la santa Misa, nunca tan bien así nombrada, por el signo del envío. Presidió el padre superior, Fray Francisco Marín, concelebramos los padres Luis Mejía y Joaquín Millán, formando piña Fray Antonio Esteban, los cinco novicios y media docena de laicos asiduos.
Oficiamos liturgia de nuestra Madre, porque el padre Francisco quería presentarla, a Ella, como madre tierna y modelo próximo. Tributó encendida enhorabuena a los tres postulantes por escoger la mejor parte, marcada por el Patriarca y tantos frailes santos; adujo el prototipo del Papa San León, encorajinado por el amor a la Iglesia.
Y los tres arriesgados expresaron rotundamente su decisión: «Queremos experimentar vuestra vida religiosa». No se necesitaba más, y entre los tres sacerdotes vestimos y ceñimos a, ya frailes, Javier, Víctor y Carlos. El padre Francisco oró: «Concede a estos hijos tuyos conocer tu voluntad y a nosotros confírmanos en tu santo servicio».
Muy concluyente el reconocimiento al que será su guía y maestro, y el abrazo de todos los presentes, religiosos y laicos. Las preces muy del caso: «Que los tres compartiendo en nuestra comunidad se animen a conocer y seguir la vocación…; danos fidelidad…; ayúdalos en el discernimiento de su vocación».
El ofertorio del pan y el vino era muy específico, coronando la mesa común del pan partido y la sangre derramada. Como despedida cariños a la Madre de la Merced. Ya en el claustro más felicitaciones y las fotografías obligadas.
Santuario de San Ramón, 10 de noviembre de 2022.
Fray Joaquín Millán
