La Virgen de los Desamparados visita por primera vez el Real Monasterio de Nuestra Señora de El Puig de Santa María
Una jornada histórica, festiva y muy emotiva en la que se pudo venerar la imagen de la Virgen de los Desamparados
El domingo 26 de junio de 2022, el Real Monasterio de Nuestra Señora de El Puig de Santa María recibió, por primera vez en la historia, la visita de la imagen procesional de la Virgen de los Desamparados, dentro de los actos programados con motivo del Año Jubilar del Centenario de la Coronación Pontificia.
La organización de la jornada fue coordinada por una Comisión compuesta por diferentes colectivos locales y en coordinación con el Ayuntamiento de El Puig de Santa María y la Hermandad de Seguidores de la Virgen de los Desamparados de Valencia.
La imagen de la Mare de Déu fue recibida en la Plaza del Padre Félix Ramajo a las 10h. Allí la esperaba un gran número de fieles y autoridades. La Escuela de danza y canto valenciano de El Puig de Santa María le ofrecieron dos «danses».
A continuación, se produjo el traslado de la Santa Imagen a la Iglesia con el «Mare-móvil». Hacía su entrada triunfal a la Iglesia la «Mare de Déu dels Desamparats», la cual, fue recibida con un caluroso aplauso y varios «vivas a la Mare de Déu».
Tras ser colocada en el lado izquierdo del altar comenzó una ofrenda floral por parte de los fieles y asociaciones presentes.
Don Álvaro Almenar Picallo, vicerrector de la Basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia con gran fervor y emoción destacó la importancia de El Puig de Santa María en la historia de Valencia.
A las 11h comenzaba la Solemne Eucaristía con una iglesia llena «de gom a gom» y que fue presidida por el P. Melchor Azcárate, Superior y Párroco, y concelebrada por los PP. José Sesma, Cristian Peña y Manolo Anglés y Fr. Rubén. La parte musical corrió a cargo del Coro Parroquial.
Se rezo la oración jubilar y todos los asistentes entonaron «l’Himne de la Coronació de la Mare de Déu dels Desamparats».
Al terminar, llegó otro de los momentos más emocionantes e importantes, la visita de la Santa Imagen al sepulcro del P. Jofré. La Imagen de la Virgen llevada a hombros entró en la Capilla del P. Jofré y se produjo así el gran encuentro. Allí se rezó por la pronta beatificación del P. Jofré.
El Puig de Santa María, cuna del Cant Valencià, ofreció a la Virgen de los Desamparados tres «albaes» (1) cantadas y versadas desde el corazón.
(1: Variante del canto valenciano de estilo, habitual a las fiestas de las poblaciones rurales valencianas)
Fueron muchos los que durante todo el día pasaron a rezar ante la Imagen y no quisieron perderse este acontecimiento.
A las 18h, como cada tarde, pero de manera especial, se rezó el Santo Rosario. Con la Iglesia otra vez llena, a las 19h se celebró la eucaristía en la que se ofrecieron a la Virgen a los más pequeños.
Llegaba la hora del último acto del día, el momento en que la Mare de Déu dels Desamparats iba a procesionar por las calles de El Puig de Santa María.
Las campanas comenzaron a sonar, la Santa Imagen salía llevada en hombros por la portada románica del Real Monasterio y ahí era esperada por centenares de fieles que la acompañaron por todo el recorrido.
Abría la procesión la «dolçaina i el tabal» las Festeras de la Purísima, los niños de Primera Comunión, los falleros de las Fallas del Trencall, la Mar y Doctor Pesset, la Real Orden de Caballeros y Damas, la Real Cofradía de la Virgen de El Puig de Santa María.
La Santa Imagen lucía un manto de seda en blanco roto con bordados y filigranas en oro, fue llevada por los Portadores de la Virgen de El Puig de Santa María y Seguidores de la Virgen de los Desamparados.
A continuación, los Religiosos Mercedarios y un Religioso Capuchino, un nutrido grupo de la Hermandad de Seguidores de la Virgen de los Desamparados, las autoridades locales con su alcaldesa Luisa Salvador al frente y cerraba la procesión la Banda de Música de la Unión Musical de El Puig de Santa María.
Llegamos al final de la procesión, se olía el momento de la despedida, un gran pasillo se formó en la plaza para recibir a la Madre entre aplausos.
Las «albaes» volvieron a sonar y con sus voces hicieron vibrar y llorar a más de uno. Todo era «sentiment», algo que los valencianos tienen mucho cuando ven a la «Mareta» sea con el título de Desamparados y Virgen de El Puig, porque Madre sólo hay una.
Llegó el momento de la despedida, la Imagen volvió a su «Mare-móvil» con el sonido del Himno Nacional, los aplausos y las 21 «salves» que llenaron el cielo de color.
Queda como recuerdo tangible de esta visita un cuadro de la Virgen de los Desamparados en la Capilla del Padre Jofré, así como también un recuerdo en el corazón de todos: el amor de María hacia sus hijos.
¡Hasta la próxima Mare de Déu dels Desamparats!