Un espacio mágico y de ensueño
El Monasterio El Olivar, en Teruel, es una hostería para disfrutar del silencio, de la comida y del entorno
[Artículo extraído íntegramente de La Vanguardia]
Retiro, descanso y reflexión. Es lo que ofrece el monasterio reformado El Olivar, situado a 4 km de Estercuel, en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos (Teruel). Rodeado de pinares, es un oasis donde el huésped podrá encontrar el equilibrio de la naturaleza y la paz interior que todos buscamos.
Esta hostería monástica cuenta con 30 habitaciones, individuales, dobles y triples, totalmente restauradas, todas con baño propio, tabla de escritorio y vistas al claustro o a los exteriores. El estilo sencillo y funcional (sin televisión ni nevera-bar) está en consonancia con la espiritualidad del lugar e invita a la tranquilidad. También dispone de cuatro apartamentos que tienen tres habitaciones dobles, dos baños completos y cuarto de estar.
Cocina tradicional de la huerta
Uno de los platos fuertes del establecimiento es su cocina, servida en un comedor refectorio monástico del siglo XVII y que mantiene el toque tradicional de tiempos antiguos. Su esencia culinaria reside en la calidad de los productos, procedentes, la mayoría, de su huerta y oliveras. De sus fogones salen platos tan sabrosos como el cordero meloso con pimientos asados las acelgas ahogadas al estilo de Fr. David, todo esto cocinado con sentimiento y cura.
Las comidas se hacen en tiempos establecidos y con menú fijo: almorzar a las 9 h, comer a las 14 h y cenar a las 21 h. Los huéspedes eligen a la hora de reservar lo que necesitarán, almorzar incluido, media pensión o pensión completa. La comunidad también atiende necesidades particulares y alimentación vegetariana.
Descubrir el Maestrazgo
Durante el día el monasterio y sus alrededores son un lugar ideal para pasar el tiempo contemplando el entorno, paseando, leyendo, mientras otros hacen deporte o visitan los lugares de interés natural y cultural (el monasterio dispone de un complejo deportivo y de piscina). El personal del Monasterio, además, asesora los huéspedes sobre las rutas, actividades y lugares de interés a la zona mágica del Maestrazgo, en el Bajo Aragón. Se puede profundizar en el conocimiento del lugar con una visita guiada o programar excursiones acompañados de un guía local.
La comunidad, eso sí, pide mantener la tranquilidad en el monasterio y en los alrededores, especialmente en la zona de habitaciones. Los momentos de oración de la comunidad, como la eucaristía diaria, están abiertos a quien desee participar. Igualmente, los religiosos están disponibles para el diálogo y el acompañamiento espiritual.
Una joya histórica
El edificio, restaurado para albergar huéspedes, es una de las joyas arquitectónicas más importantes de la provincia de Teruel. Su iglesia posee un ábside mudéjar y una magnífica cubierta gótica, y su sacristía contiene un imponente armario relicario del siglo XVII, por no hablar de la Virgen del Olivar, el rostro de la cual cortó el artista Pablo Serrano. A este patrimonio se suman la colección pictórica de Nati Cañada y las continuas exposiciones que van decorando las esquinas internas del claustro barroco.
Todo conecta con la historia y también con la literatura. En estos muros se alojó el dramaturgo Tirso de Molina, que en el siglo XVII creó aquí algunas de sus obras más conocidas, aprovechando, además, historias y leyendas próximas, como la de los «Amantes de Teruel».
Además, la calidad del cielo de este entorno, sin contaminación lumínica, ha llevado al Monasterio a convertirse en uno de los centros certificados por la Fundación Starlight. Así, uno de los atractivos de este lugar durante el verano son sus cenas bajo las estrellas, que, junto a sus conciertos, hacen las delicias de los visitantes. Planetas, estrellas, constelaciones y galaxias forman el eje central de estas actividades turísticas en que tanto niños como gente mayor tienen la posibilidad de disfrutar de la espectacular vuelta celeste que cubre este rincón.
Foto del artículo original que se publicó en el suplemento cultural «Què fem» (Que hacemos) del periódico La Vanguardia el pasado viernes 26 de julio (en catalán):